El primer fin de semana de febrero, se celebran las fiestas en honor de San Blas, patrón de los mozos de Lituénigo.
Desde el fin de semana anterior a la celebración, los mozos del pueblo se encargan de hacer la leña de carrasca que iluminará el cielo de su pueblo para dar comienzo a la fiesta.
Mozo es todo aquel varón que tiene alrededor de 17 años, que no está casado y que está dispuesto a trabajar por el pueblo y por la fiesta. Los Mozos encarnan el centro de la celebración, siendo los encargados de organizarla, financiarla y mantenerla.
Los mozos más jóvenes son los llamados novicios y se encargan de realizar las tareas más mecánicas, mientras que los veteranos, encabezados por el Mozo mayor, se dedican a la gestión.
La fiesta comienza con la tradicional cena que será la primera de muchas comidas en común en lo que será un largo fin de semana de tradición y convivencia. Hacia las doce de la noche encenderán la espectacular hoguera ante la mirada de todos los vecinos. El chaparral prenderá rápido y levantará llamas de más de diez metros de altura gracias al incesante trabajo de los Mozos.
Con el cuerpo caliente y toda la leña en el fuego, en la casa del lugar se prepara el pueblo entero para calentar el corazón y la garganta. Con la tradicional tonada de la charanga comienza la ronda de albadas, que recorrerá las calles de Lituénigo hasta altas horas de la noche.
Es común oír cantar albadas a muchas personas del pueblo, jóvenes, mayores, hombres y mujeres, que a través de la tradición nos hablan de su pasado en común. También nos cantan su presente, porque buena parte de la gracia de esta ronda está en la improvisación y en la amplitud de temáticas que se tratan.
Al día siguiente de mañanas se cantarán las auroras, cantos populares de tradición religiosa similares a las albadas. Seguidamente los Mozos realizarán la Llega, haciendo una ronda por el pueblo en la que replegarán todos los alimentos y aportaciones económicas que hacen los vecinos para la fiesta.
A las 12.00 del mediodía, todo el pueblo asiste a la misa de San Blas, en la que se realizará la procesión por el pueblo con el santo portado por los novicios y la bendición de los roscones típicos de San Blas.
Al finalizar la misa, los mozos invitan al pueblo a un vermú y comen juntos. Tras la comida, se realiza el tradicional campeonato de guiñote y comienza lo que será una tarde y noche de baile en el salón amenizada por una orquesta.
La fiesta finaliza el domingo tras un fin de semana de convivencia en hermandad y de mucho disfrute en comunidad.